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La subida del acero amenaza la economía

Se encienden las luces rojas y los expertos ya lo advierten con claridad: la importante subida que está experimentando el precio del acero «amenaza la recuperación económica». El efecto puede ser doblemente negativo, porque una escalada del precio del acero en una economía todavía deprimida y sin pulso será rechazada por los mercados y difícilmente digerida por los consumidores finales.
En realidad, el aumento de precios del acero ya es un hecho desde hace varios meses. Un producto base de aguas abajo como es la bobina caliente, por ejemplo, experimentó en los últimos cinco meses un crecimiento del 50%, al pasar de 400 euros la tonelada en diciembre de 2009 a 600 euros como precio previsto para las ventas que se realicen en mayo y junio.

A finales del pasado mes de marzo, la convención anual de las grandes compañías de explotación del mineral de hierro decidió, en una reunión celebrada en Australia, modificar la habitual forma de adjudicación de la materia prima a las siderurgias mundiales por otro «más flexible que prevé la discusión trimestral de los precios». El acuerdo, auspiciado por las grandes empresas del mercado, Riotinto, BHP y el grupo brasileño Vale, supuso un «inmediato y espectacular» incremento del precio del mineral de hierro y, en menor medida, el del carbón coquizable, que conllevó su repercusión en el producto final y, sobre todo, produjo una inestabilidad grande en el mercado.

Expertos consultados por este periódico mostraron su preocupación por el actual proceso alcista de los precios del acero, señalaron que lo peor «puede estar por llegar» y aseguraron que «los primeros signos indican que el mercado no lo aguantará y se producirán efectos colaterales muy peligrosos».

Las pequeñas y medianas empresas del metal, construcción, automóvil, naval y en general las que utilizan el acero se van a ver muy afectadas por esta tendencia alcista. El proceso, además, se produce con la mayoría de los sectores en crisis, por lo que la subida «sólo puede explicarse en clave especulativa y cortoplacista» de los suministradores de la materia prima, según señaló el doctor ingeniero de Minas Juan José del Campo Gorostidi.

En Asturias, Femetal cruza los dedos ante las inciertas perspectivas. El secretario general de la Federación de Empresarios del Metal y Afines, Álvaro Alonso Ordás, no se anda con rodeos al señalar que «una subida fuerte y repentina puede traernos graves consecuencias», e indicó que «con carácter general, los incrementos en el precio del acero, cuando se producen de una forma acelerada y en un corto espacio de tiempo, tienen especial incidencia negativa en las empresas del metal por el sistema que se sigue para la ejecución de las obras». Según el dirigente de Femetal, «cuando se oferta una obra se hace al precio a que está el acero en ese momento y una vez que el trabajo se adjudica es muy difícil poder repercutir posteriormente los incrementos de la materia prima».

Fuente: http://www.elcomercio.es/

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